miércoles, 13 de agosto de 2008

Vida en Ecoaldeas y El llamado del Espino



En estos tiempos que corren, con una humanidad enferma, en la que priman la locura y la insensatez; donde el hambre, las guerras, los miedos, las penas y las angustias, son la moneda corriente con que funcionan las economías y las estructuras políticas y sociales, donde las diversas formas de vida y los ecosistemas son atropellados sin ningún tipo de reparo: la vida en Ecoaldeas se convierte no sólo en un sueño o anhelo utópico, sino que, además éstas, se transforman en los laboratorios experimentales donde se gestan y se llevan a la práctica los nuevos ideales que tienen como fin la creación de un nuevo tipo de sociedad. Una humanidad saludable, en armonía con el Todo.

Efectivamente vivir en Ecoaldeas no implica únicamente simplificar nuestras vidas para causar el menor impacto posible, sino el saberse parte de un tejido vivo e intentar servir a un cambio holístico positivo asumiendo el desafío de comenzar por uno mismo.

La aventura de aceptar el desafío de ir de la protesta hacia la propuesta:

Resulta relativamente sencillo identificar y, luego, protestar por aquello que no nos gusta, por lo que ya no funciona o por eso que no nos parece justo o apropiado. Sobre todo cuando esto se manifiesta en tantos aspectos, en semejante magnitud y en tal cantidad como en la actualidad.

Sin embargo, para la gestación de un cambio esto resulta insuficiente. A esta altura ya no alcanza con ver los problemas, lamentarse y/o esperar que alguien o algún agente externo los resuelva.

Las Ecoaldeas, tienen como objetivo común, el elegir ser parte de las soluciones y no de los problemas.

Y es así que, las personas que se deciden a vivir en Ecoaldeas, deben estar dispuestas a ir un paso más allá de sus propias limitaciones, experimentando y viviendo en carne propia los cambios necesarios para realizar los ideales imaginados. Para poder servir como ejemplos, o bien como inspiradores a otras tantas personas que comparten las inquietudes, los descontentos y los sueños, o a las generaciones futuras.

Por supuesto que esto no tiene nada de sencillo. Pero, ¡¿Quién dijo que habría de serlo?!

La visión sistémica del mundo, donde todo está conectado y todo es parte de un Todo, implica el asumir que todo lo que sucede nos afecta en alguna medida y que, a un mismo tiempo, constantemente podemos influir para transformar la realidad.

La vida en comunidad trae aparejadas múltiples aventuras y situaciones que continuamente requieren diversos aprendizajes, flexibilidad y, por sobre todo, ganas de mejorar y perfeccionarse.

Por esto es que desde Eluwn participamos todos en la organización de "El Llamado del Espino - Consejo de Visiones para la Acción Bioregional", una oportunidad única de conocernos y transformarnos todos en los pioneros y aventureros gestores de una nueva humanidad.

Una sociedad humana cuerda y de corazón sano, para un planeta que nos necesita así.